El origen de los vinos Pedro Ximénez es controvertido. La versión más divulgada es la de Pedro Ximén, soldado de los tercios de Flandes que la trajo en su zurrón desde el vitífero valle del Rin, adonde cuentan que había llegado desde las islas Madeira y a estas desde Grecia.
Dos ciudades, al menos, se discuten la cuna del guerrero viticultor: Montilla y Málaga y, de algunas más, con deseos de participar de tan singular efeméride, se tienen noticias.
Esta versión está corroborada, hasta cierto punto, por Varcárcel (1971): “Esta planta es originaria de las Islas Canarias y de Madeira, de donde se trasplantó a las orillas del Rin y de la Mosela y de allí la trajo Pedro Ximénez....”
Otros autores, como García de Leña (1972), Masdeu (1783) y González Gordon (1948)
Apoyan esta tesis que no es compartida por Viala y Vemorel (1910), Pullita Rovasenda y algunos más, quienes opinan que las características morfológicas y ampelográficas de la Pedro Ximénez en nada se parecen a las de las vides cultivadas en los valles alemanes. Basta recorrer los extensos viñedos del Rin de Mosela y observar la morfología de las variedades que allí se cultivan y de sus racimos para concordar con la idea menos viajera.
La uva Pedro Ximénez, es sin duda, una variedad nacida en el sur, mediterránea. Su numerosa sinonimia hace dudar de su novelesco origen . En otros pagos se conoce con los nombres de Alamís, Alamís de Totana, Ximén, Ximéncia y Ximénez. Hay otras versiones de su procedencia. Una de ellas es la apuntada por Rafael Arévalo, profesor de árabe de la Universidad de Málaga: “Pedro Ximén es la castellanización de la palabra árabe que designa el tipo de uva del cual tal vino procede y cuya traducción sería “gota dorada”. Constantinescu afirma que ya era conocida en el siglo VII y Viala y Vermorel sugieren que podría proceder de una localidad llamada Jiménez, probablemente la actual Jimena. Profesores de la Facultad de Filosofía y letras cordobesa parece que han encontrado notas sobre esta uva publicadas en el siglo XV, hallazgo que, de ser cierto, convertiría en leyen da la versión del soldado español de los Tercios de Flandes. Por último, T.A. Layton afirma que en la Inglaterra del siglo XVI se conocía esta variedad con el nombre de Peter see me, aseveración que corrobora Andrés Córdoba, citado por Baccio (1524-1600), al afirmar que esta variedad de uva empezó a hacerse célebre a finales del siglo XVI.
Sabemos con certeza que a partir de los comienzos del siglo XVI la variedad de uva Pedro Ximénez se extendió por las blancas laderas del sur de la provincia de Córdoba desplazando por sus excelentes cualidades a otra cepas. Así lo demuestra la reseña encontrada por Enrique Garramiola en un libro de Escribanía Pública de Diego de Aguilar, fechada el 3 de Abril de 1574. Dice así: “Ante los licenciados Alonso Cabrera y Santa Cruz, abogados, y Gaspar Díaz de los Reyes, vecinos de la villa de Montilla, Antón Ximénez Toledano, se obliga a entregar a Juan de Vera, mercader, que está ausente, ambos también vecinos de dicha localidad, veinte y cinco cargas de uva Pedro Ximénez, de la cosecha del presente año, al precio que rija en Montilla por el día de Nuestra Señora de Septiembre venidero”.
La opinión que sí es unánime es la de sus extraordinaria calidad. García de la Leña afirmaba que “es la más noble de todas las variedades”. Esteban Boutelou (1807), investigador de los vinos sanluqueños, opinaba que “es una de las más cultivadas y apreciadas” y el gran ampelógrafo Simón de Roxas Clemente (1807) escribía: “Su mosto se reputa con razón el mejor para vinos secos y dulces....”. Parada y Barreto (1868) dice: “vidueño productor del célebre vino de su nombre y utilísimo para la confección de toda clase de mosto”.
Sinonimias: el valenciano Simón de Roxas Clemente, en su Ensayo metódico sobre las variedades de la vid que se crían u cultivan en Andalucía, la describe y estudia bajo el nombre de Jiménez-Ximenecia, de la Tribu VII Jimenecias-Ximeneciae.